Treinta y... el fin de las series

A lo largo de todos estos años, he tenido 3 series que son las favoritas de toda mi vida. Solo tres series que han conseguido hacerme llorar y vivirlas como propias una y mil veces. Muchas han llegado a ser muy buenas y las he visto muchas veces, pero ninguna ha llegado a esas tres.

En el tercer puesto se encuentra "How to get away with murder", pero afortunadamente es solo la trama, la emoción y no por sentirme representado en sus asesinatos.

Y en los dos primeros puestos, se encuentran las series que años después de haber terminado, me hacen volver a ser ese niño/joven que las veía por primera vez: "Friends" y "How i met your mother (como conocí a tu madre)".

Tengo el honor de haber visto Friends desde que empezó hasta que terminó, en tiempo real. No haber sido el típico fan de la época Netflix, sino del fanático que la miró capitulo a capitulo, semana a semana, los primeros años en Sony y los siguientes en Warner. No tengo ese honor con HIMYM, ya que sí soy de la generación que lo vio recién en Netflix.

Y resulta que hace un tiempo caí en la cuenta que más allá de las coincidencias que tienen ambas series, las dos se situan en terminar con los personajes en mi edad actual. Es raro asumir que esas series que viste alguna vez joven y se trataban sobre historias de personas de unos años más, se convierten en historias de personas que tienen tu misma edad. Pero más raro y crítico, puede llegar a ser cuando llegas a esa edad en la cual las historias terminan.

Lo primero que les puedo decir es, paciencia con esta historia...

Hace unos meses atrás había comenzado los planes para hacer un gran cambio en mi vida. Este año me iba a vivir a Europa, pero llegando a fin del año pasado, me enteré que alguien más iba a tomar esa decisión y descolocó todos mis planes.

Me costó mucho tiempo entender (recién hace unos días lo hice) por qué cambiaba los planes de mi vida, solo porque alguien quisiera tener un mismo plan.

Y parte de eso, lo entendí viendo una y otra vez, estas series. 

Cuando las series se convierten en parte de tu vida, y te ves representadas en ellas, contas con cualquier detalle que te haga creer que tu vida también tendrá el mismo desenlace.

Sin embargo, lo otro que te representa en igual manera, es lo que sabes que no es igual a tu vida, y quisieras que lo fuese.

Siempre fui, soy y seré Ted. Y siempre fui, soy y seré el hijo ideal de un multiverso en el que Rachel y Chandler tuviese uno, pero uno debería ser más un poco Ross.

Y Ross y Ted, tienen algo en común. Y Ross y Ted, y yo, tenemos eso en común. Esperar cualquier evento cósmico, señal, situación, posibilidad, karma, destino o casualidad, que nos haga ilusionar con algo más.

Pero esperar, a veces es estancarse. Y yo hace años que estoy estancado. Esperando que más allá de los años, las relaciones, las vidas, siempre haya una mínima posibilidad de una encuentro que lo cambie todo.

La idea de justo cruzarnos a doce mil kilómetros, era tanto mágica como aterradora. Mágica porque es todo lo que estás series me dijeron que así tenía que ser, y siempre creí que debería ser. Y aterradora porque una vez más estaría estancado esperando un evento mágico, pero para nada real.

El mundo aun no está preparado para el debate "Rachel era la tóxica de la relación" y lo digo como la Rachel que fui, y todos deberíamos ser un poco más Ross.

Pero esta vez, Ross debe dejar que Rachel se vaya. Ross debe entender que Rachel se fue, hace mucho.

Ted debe dejar que Robin siga con tu vida, y pensar que el mismo corno francés azul, pueda dar un resultado diferente.

Robin, Rachel o R, siempre serán los amores de nuestras vidas, pero ya llegué a la edad del final de las series. Y terminar la serie, es entender que solo puedes luchar cuando tu Lebenslangerschicsalsschatz considera que también eres su Lebenslangerschicsalsschatz. Pero nada puedes hacer cuando tu Lebenslangerschicsalsschatz, considera que eres su Beinaheleidenschaftsgegenstand. Por más que creas que sea tu langosta.

No por eso me arrepiento de nada de lo vivido, tanto antes, como durante y después. Y tampoco esto hará que mañana pierda toda esperanza de magia alguna. La realidad, es que siempre estará presente.

"Vamos a envejecer, nos guste o no, la única pregunta es si vamos a seguir con nuestras vidas, o aferrarnos al pasado" y "bienvenida al mundo real (apesta) te va a encantar", son dos frases icónicas de los comienzos de ambas series, pero deberían ser parte del fin de ambas. 

Y como dije casi al comienzo, llegué a la edad en la cual los personajes de mis series favoritas llegan al final. Y tal vez sea eso. A partir de ahora mis series favoritas empezaran a representar mi pasado (el que pudo haber sido y no fue), pero no pueden seguir representando mi presente.

Y es hora de cambiar la historia de Ross y de Ted. Es hora de dejar ir. Y permitir que el amor de tu vida, conozca finalmente al amor de su vida.

Igual les agradezco a ambos por haberme hecho esperar el milagro, hasta el final de la serie.

Comentarios