Si no explotas, pinchate

Nunca me pasó de escribir fuera de casa... hasta ahora. No puedo contener en el pecho las palabras y sentimientos que tengo en este momento.

“Nunca vayas a los lugares donde fuiste feliz”, dicen. La explicación a eso, es que si fuiste feliz y tenes un hermoso recuerdo en ese lugar, no vayas ahora que no podes repetir dicho recuerdo. Pero, cuando perdiste toda capacidad de tener sentimientos, cuando la angustia te invade más tiempo del que debe, cuándo queres desahogarte y no podes, ve corriendo.

Hace tiempo elegí dicho lugar como “cementerio en vida” y hablarte cada vez que tenía necesidad (y lo sigo haciendo), pero hoy entendí que para poder llorar y sacar esta angustia, no tengo que ir a donde te amaba, tengo que ir a donde empezó todo.

Y acá estoy, haciendo una pausa en el camino, mientras contengo el llanto que hasta hoy no podía salir, porque tengo miedo de llegar a destino. Muerto de frío porque acá siempre hizo más frío que en el resto de la ciudad. Muerto de miedo por no saber cómo reaccionaré al llegar.

Ese lugar del que se convirtió en nuestro primer lugar. Ese donde me enamoré, ese donde te empecé a amar. Ese donde te hablaré y lloraré como si estuvieses, ese lugar donde no estarás.

Y esta vez no hablo de vos, hablo de mí pensando en aquel tiempo con vos. Hablo de mí de lo que fui y de lo que ya no soy. Hablo de mi queriéndote llorar. Hablo de mí queriendo sacar todo este peso en el pecho que no puedo hacerlo con vos.

Y ahora termino de escribir y me dispongo a recorrer la distancia que me queda. Y no sé con qué me voy a encontrar, pero sé que no me voy a encontrar con vos.

Comentarios