Horóscopo

Hace mucho tiempo que tengo la costumbre de leer su horóscopo antes que el mío. Y me alegro cuando dice que le pasarán cosas geniales y me preocupo cuando no son buenas semanas. Incluso me alegro cuando dice su horóscopo que “semana propicia para empezar esa relación que hace tiempo quieres empezar y no te animas” o “estás en tu mejor momento para dejar de lado lo que ya has soltado y comenzar lo que hace un tiempo quieres empezar”, porque mi horóscopo nunca dice esas cosas, pero al menos su signo está mejor preparado para seguir. Y sonrío. Sonrío porque el leer el horóscopo era una de las cosas que teníamos en común, aunque no compartíamos lo que decía.

Ahí es cuando caigo en la realidad que jamás compartíamos las pocas cosas que podíamos hacer juntos. Me hubiese gustado compartir ver Friends, por ejemplo. Me hubiese gustado pasar 48 horas seguidas con mochila al hombro, cazando pokemones. Y claramente, no era lo importante el jugar a un juego de celular, sino el hecho de compartir. De no tener planes y salirnos del molde. 

Como opuestos complementarios, cada vez que Saturno está en tu signo, jode al mío. Y lo está hace un año y medio y le queda un año más. Pero lejos de morir de bronca, me alegro. Porque es tu tiempo de brillar, es tu tiempo de ser feliz, es tu tiempo de seguir.

Festejarás tu cumpleaños y conocerás con quien compartir tu vida. Conocerás con quien ser feliz. Conocerás lo que claramente no conociste conmigo. Y seguramente compartirás, lo que no compartías conmigo.

Tu horóscopo no marca tu vida, pero lo leo para sentir que sigo siendo parte y te escucho mientras me contas lo bien que estás o cuando tenes un problema. Pensar que por leer tu horóscopo sé de tu vida es una mentira, pero es lo único que tengo para saber de vos.

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