Ya no hay excusas

Y me despedí. Me despedí en ese mensaje aquel día para siempre, porque ya no hay excusas para volver a hablarte. Ya tenes todas tus cosas que tenía guardadas. Ya tengo todas las cosas que quedaban en tu casa.

Y no, no hay más excusas para hablar. Ya no hay motivos para tener la chance de verte.

No hay más concurso en los que te haya anotado tiempo atrás y te tenga que avisar de la fecha del sorteo por si ganas. Ya no queda ropa alguna que pueda alcanzarte. No veo nada que pueda ir a pedirte para que me traigas.

Y al fin te liberé. Sin más excusas para ignorar que cada vez que pensaba liberarte, no lo hacía. Ahora no tengo más excusas para aceptar que ya no hay vuelta atrás.

Ya no hay excusas para hacerte entender que siempre habrá algo que nos una. Ya no tengo excusas para tener excusas. Solo me queda como excusa el no tener más excusas, pero eso no me sirve para comunicarme con vos.

Ya no tengo excusa para pensar que tendrás una excusa para volverme a ver.

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