Pequeñas grandes cosas

A veces los pequeños detalles, son los más lindos y los más grandes. Pueden ser los más sorprendentes, pero a veces el problema es que pueden pasar desapercibidos.

Hace algún tiempo atrás tuve uno de los más lindos viajes, con una de las más lindas personas. La amaba y me amaba a mí. Recorrimos muchos lugares y en uno de los tantos recorridos, me saqué una selfie. Una selfie con anteojos de sol, gorro y el océano pacífico de fondo. Pero esa foto tenía algo especial.

Todos me gastaron por esa foto, por ser tan cursi y obvia. Por eso la tuve de perfil (y la sigo teniendo). Nunca más la quise cambiar. Todos se dieron cuenta, menos vos.

En esa foto, estas vos. Salís de cuerpo completo. Se te ve y estamos juntos. Y el significado de esa foto siempre fue "la pongo porque te llevo siempre en mis ojos, en mi mirada, en mi recuerdo y en mi vida". Fue la decisión por la cual, nunca más me interesó cambiar esa foto.

Era un pequeño detalle, una pequeña cosa, un pequeño regalo simbólico, de lo que eras para mí. Pero nunca te lo dije. Siempre esperé que lo vieras por tu cuenta y entendieras por qué luego de tanto tiempo seguía la misma imagen, sin ser cambiada.

Pero a veces, el amor en los tiempos de selfies, no son tan claros. Ni tan obvios como uno espera. Y a veces, y solo a veces, los detalles no se ven, y solo se esperan las grandes cosas, porque en la rutina las pequeñas cosas pasan por alto.

Tendría que haberlo dicho en algún momento, pero no habría tenía el efecto de la sorpresa. Aunque hoy por haber esperado la felicidad de la sorpresa, seguramente jamás lo vayas a saber.

Comentarios