Capitulo 5: Una nueva esperanza

Han pasado varios años de aquel fatídico hecho en el cual comenzó todo. Con el tiempo entendí que lo mejor fue que haya sido así, y formarme y prepararme con los años para ser padre.

Pasaron los años, me reconocí gay, y mi sueño de ser padre siguió intacto. Esperé toda la vida a tener 30 años, para poder anotarme como padre soltero e iniciar los trámites de adopción. Pero los terremotos de las vida, me esperaban con una sorpresa (momentánea) que volvería a sacarme de mi equilibrio.

Cumplo años el 24 de mayo, un día antes del feriado de la Revolución de Mayo en Argentina, así que sea cual sea el día que caiga, siempre puedo hacer algo en mi cumpleaños, por más tranquilo que sea, total al día siguiente es feriado.

En mi cumpleaños numero 29, organicé algo simple, en casa, que vengan amigos a escuchar música y divertirnos un rato con charlas.

Estaban todos los que quería que vinieron, pero faltaba una amiga que no llegaba.

Cayó tres horas después de lo esperado, pero no era de resultar raro, ya que nunca pudo cumplir alguna vez con llegar a horario a algún lugar.

Se la veía nerviosa, saludó a todos, se sentó y estaba como perdida en el espacio-tiempo. Estuvo así por diez minutos, no aguantó más y me dijo:

- Vení para la pieza, necesito que hablemos.

Fuimos a mi pieza, cerramos la puerta y nos sentamos en mi cama. Mientras, se escuchaba de fondo a los demás hablando y riendo.
Me mira a la cara, como tratar de ver como arrancar una oración, suspira dos veces y dice:

- Estoy tratando de buscar la forma de decírtelo...
- Dale Belu, ¿Que pasa? ¡¿ESTAS EMBARAZADA?!
Digo en tono de chiste, como para romper el hielo, y pueda decirme que le pasaba. Pero lejos de reírse, abre sus ojos y sus pupilas se dilatan, a lo que acto siguiente, todo sale de golpe:

- Sí, estoy de seis semanas. Estuve con un chico mientras estaba de vacaciones, no sé ni como se llama. Hoy fui al médico y lo confirmé, por eso vine más tarde. Pensaba abortar, pero sé lo que querés ser padre, así que si aceptas lo tengo para vos. FELIZ CUMPLEAÑOS.

Mi cabeza era un huracán de ideas. Desde el "Sí" inicial, no entendía más nada. Y automáticamente me convertía en tener la decisión de que ese embarazo llegue a termino o no, y posteriormente, sería finalmente padre, antes de llegar a los 30. No entendía que pasaba, me largué a llorar, por no poder explicar que quería decir, ni como, ni qué. Así que cuando me pude calmar, le dije que me esperara unos días para pensar en frío y darle una respuesta más acorde a lo racional, porque en aquel momento, no podía ni emitir palabra.
Volvimos al comedor y seguimos en mi cumpleaños. Ella aliviada por haberlo dicho y yo absolutamente en otro lugar, pero no era en el lugar en el cual estaba físicamente.

Pasado mi cumpleaños, pasé cuatro días pensando todas las posibilidades posibles para tomar una decisión. Cuando me sentí decidido a responder, la llamé y le dije:

- Sí, acepto. Pero solo si vos estás segura de lo que vas a hacer. Es el sueño de mi vida, pero es tu cuerpo y todo lo que pase hasta el nacimiento, te va a afectar a vos. Nada me haría más feliz que tener un hijo, pero no quiero que nada te pase a vos. No voy a perder por eso a una amiga.

Y no hubo mucha más charla. Aceptó seguir con el embarazo, y cargó en su cuerpo la posibilidad de hacerme padre.

Desde aquel momento, comencé un embarazo psicológico, donde cada día que pasaba imaginaba teniéndolo en mis brazos, empezando el jardín, luego el primario, viendo como empezaba una carrera y luego teniendo una familia y yo viéndome viejo y orgulloso de mi hijo/a.

Estaba lleno de felicidad y de miedos, si podría ser lo suficiente para aquel bebé, si podría sentirse orgulloso de mí, si tendría todas las condiciones para que me llegue a amar como su padre. Tenía su nombre si era varón, y una noche estrellada y de luna llena, me llegó el nombre si era una nena.

Pasó el tiempo, y en la siguiente ecografía, recibí mi primer foto de mi hijo/a, y me quedé viendo por horas llorando, sin poder comprender que eso tan chiquitito, en un tiempo más iba a tener frente a mí.

Pasaron los tres meses, los cuatro y llegaron los cinco. Y luego de meses estando embarazado, todo se esfumó de la noche a la mañana.

Se acercaba una nueva ecografía y era la primera vez que lo iba a presenciar. Me pasé la ultima semana hiper molesto y mandándole mensajes veinte veces al día, para confirmar el día y el horario y ver como estaba.

Unos cuatro días antes, había estado con unas perdidas, así que había ido por control, pero le habían dicho que estaba todo en orden, solo tenía que hacer reposo para poder seguir todo sin problema alguno. Siguió con perdidas los días siguientes, y estuvo yendo y viniendo, pero con el mismo pronostico, pero el día previo a la ecografía, no respondía los mensajes. Yo no sabía nada, y por primera vez en mi vida, creo que no quería saber que pasaba, le mandé mensaje cada treinta minutos, pidiéndole que por favor me diga algo, pero no había respuesta alguna. Recién a las doce de la noche, me llamó por teléfono, y me dijo:

- Perdoname Martín. No sabía como decírtelo, hoy me desperté cubierta en sangre, fui corriendo al médico y había abortado de forma natural. No tenía palabras, para poder decírtelo, perdón. Hice todo lo posible.

De repente una frío helado recorrió todo mi cuerpo, y no pude decir nada. Me quedé callado un rato, mientras ella seguía hablando, pero yo no escuchaba que me decía, y cuando pude juntar dos palabras, dije:

- ¿Pero vos estás bien? Es lo unico que importa. Y no tenes que pedirme perdón por nada.
- Sí, yo estoy bien, ahora estoy con analgésicos y me molesta un poco, pero nada que preocupar.
- Entonces es todo lo que importa. Me alegra de corazón por vos, en serio. Ahora te dejo, porque necesito descansar.
- Sí, y mañana si queres llamame.
- Dale Bel. Si necesitas algo, por favor avísame. Te mando un beso, te quiero.
- Otro, yo también.

Corté el teléfono y automáticamente las piernas no me respondieron. Me tiré en el sillón sin fuerza alguna y me largué a llorar, todo lo que contuve en la conversación para tratar de disimular que estaba todo bien.

Lloré demasiado, y luego de dos horas, logré llamar a mi madre. Atendió dormida, me escuchó llorar y sin decirle nada, supo lo que había pasado. A ella le había contado del embarazo cuando se cumplieron los tres meses.

Al día siguiente, no fui a trabajar, no quería ver a nadie. Solo quería tirarme a ver pasar el tiempo. Pero en realidad quería estar con alguien. Así que lo llamé y le dije de vernos en el parque. Ahí supe que confirmé que lo había elegido (Motivo 5). Y tiempo después entendí que una vez más la vida, me estaba diciendo que aún no era el momento, porque necesitaba vivir lo que estaba por pasar, para cambiar muchas ideas de mi vida.

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