Capítulo 15: Ya no te amo

Había sido responsable absoluto de terminar sin querer terminar. Tenía una ambivalencia total sobre eso. Sabía que había hecho lo correcto, porque lo amaba (y lo amo) lo necesario, como para evitar pasar por una separación definitiva sin querer escuchar eso. Y por el otro me sentía absolutamente sucio, idiota y triste, por haber hecho algo que no quería, algo que debería haber dejado que lo hiciese él, si quería hacerlo (Motivo 28).

Pero el pánico se había apoderado de mí, y ya no había vuelta atrás.

Traté de no hablarle por varios días, pero no sabía como vivir todos los días sin saber de él. Modifiqué mi vida, para que sea una parte fundamental de mi vida, y no podía tolerar ese vacío.

Le mandé mensajes, mail, llamadas sin respuestas, por varios días. Admiro la paciencia que él también tuvo para no mandarme a la mierda, al segundo mensaje.

Recién a la dos semanas me respondió un mensaje, y le pedí que por favor me atendiera la llamada. Necesitaba verlo, y sabía que no iba a pasar. Pero al menos quería escuchar su voz. No quería que lo llamara, pero igual atendió. Sé que debe haber sido igual de difícil para él contestar esa llamada, que para mí escucharlo.

Estuvimos hablando más de una hora, sabía que era la ultima conversación que tendríamos y no podía cortar, él necesitaba hacerlo y yo no quería que eso pasara.

En medio de la conversación, me animé y le pregunté, lo que en el fondo ya sabía pero necesitaba oír:

- ¿Me seguís amando?
- No. Hace un tiempo que ya no.

Se convirtió en el momento más triste de mi vida, y aún así me sentía agradecido con él por decírmelo. No era la respuesta que quería, no era la respuesta que imaginaba escuchar, pero era lo que mejor podía escuchar para saber que no me había equivocado cuando terminamos. Y le pregunté desde cuando sabía que ya no me amaba y no me quiso responder. Tenía todo el derecho para no hacerlo, pero ambos sabíamos cuando. En ese reencuentro pusimos todas nuestras expectativas, pero por un silencio compartido, todo se pinchó y de ahí todo vino en caída libre (Motivo 29).

Como he contado antes, hubiese perdonado una infidelidad, hubiese perdonado que hubiese alguien más. Lo hubiésemos enfrentado juntos, y aunque me hubiese dolido, podría superar que un traspié en un momento, era menos que toda la vida. Pero acá no se trataba de eso, se trataba del amor que ya no existía. No era "competir contra alguien". Podía no estar con nadie, pero eso significaba que tampoco quería estar conmigo. No había nada que luchar. Solo me quedaba liberarlo, no podía soltarlo porque aunque no me amase, yo lo seguía amando; pero debía liberarlo por todo ese amor que aún había en mí. Puedo luchar hasta el cansancio con una posibilidad, puedo hacer todas las cosas que tanto pensé, sin tanto pensar. Podría demostrarle lo que siento todos los días, porque sé como hacerlo y dejar que el miedo a quedar como ridículo, me paralice. Pero no podía hacer que le nazca amor, cuando ya había muerto. No podía obligarlo a amar, a quien hizo todo para perderlo. Entendí que era definitivo, y que "para siempre" no era nuestra relación, sino nuestra separación. Lo liberaba, simplemente porque lo amaba (Motivo 30).

Él nunca lo supo, pero hay muchas series que imagino mi vida con él. Una infinidad de temas que describen nuestra historia, y muchas películas por las cuales he llorado, simplemente pensando en él. Pero una película en particular, me describe toda mi vida, y siempre mi sueño fue poder tener con él, este dialogo:

- ¿Me seguirás amando por la mañana?
- Para toda la vida, amor.

Es irónico que ese era mi sueño, y hoy solo podemos hablar en mis sueños. E incluso allí, tampoco quiere volver.

Comentarios