Capítulo 11: Madre

Mi madre es todo lo opuesto a lo que fue mi padre. Mujer cariñosa, afectuosa, comprensiva, madre desde antes de serlo.

Vivió una vida demasiado difícil. No querida por su propia madre, siempre se sintió "un aborto que no fue". Mas bien por ese sentido, nació y se crió con culpa, pero nunca dejó de luchar. Y siempre soñó con su deseo de ser madre, como vocación en la vida.

Conoció a mi padre cuando solo tenía catorce años. Fue su novio de colegio. Estuvieron dos años de novios en el colegio, y luego cuatro años más de novios a distancia, ya que mi madre con mis abuelos se había mudado y mantuvieron la relación a pesar de los kilómetros que los separaban.

Luego de seis años de noviazgo se casaron, y luego esperaron cuatro años más hasta que supo que estaba embarazada de mí. Siempre me sentí plenamente amado por ella, y siempre me remarcó que fui un hijo inmensamente buscado y deseado.

Tenía posibilidades de carrera en su trabajo, pero dejó todo para cuidarme a mí y a mi hermano. Luego volvió a trabajar cuando nosotros ya éramos medianamente independientes como para no sentirse culpable.

Mi padre hasta el día de su muerte, fue el único hombre de su vida. Y al día de hoy, sigue siendo el amor de su vida, con el que tuvo sus otros dos grandes amores y más lindos regalos: sus hijos.

Luego de la muerte de mi padre, mi madre conoció a otro hombre a quien llegó a amar muchísimo. Pero que la maltrató un montón y que se puso fin a esa relación una década después.

Hace años que no vivo con ella, aunque siempre estamos conectados, pero no tenemos la cercanía física para vernos seguido. Ella nunca fue una madre exigente y entendió las responsabilidad y las vidas de Juan Pablo (mi hermano) y mía.

Solo nos pidió en la vida dos cosas:
1- Que estemos juntos (de ser posible) en los cumpleaños, día de la madre, Navidad y Año Nuevo.
2- No mezclarse en las fiestas.

Este segundo punto, hace referencia a que los años en los que estuvo de "novia" con la segunda persona de su vida, habíamos pasado las fiestas siempre juntos, y con los años se había convertido en algo feo y discriminatorio hacia nosotros, por no ser "familia" como el resto de sus familiares. Y cuando se separó se prometió no ver nunca más la idea de estar nosotros con alguien más, que significara en un futuro, la posibilidad de no estar en las próximas fiestas (Motivo 15).

Esto fue aceptado solamente porque nos pedía solo cuatro días al año, y no podíamos negarnos a un pedido de alguien que había dado la vida por nosotros y había tenido una vida eternamente complicada.

Pero esto llevó un gran problema en mi vida, cuando lo conocí a él. Él era el amor de mi vida, la persona con la que quería compartir el resto de mis días, pero cumplía años el 1° de enero. Exactamente en Año Nuevo.

No podía dividirme entre la mujer de mi vida y el amor de mi vida, y no podía defraudar a ninguno. Jamás pude decirle a él, que soñaba todos los años pasar juntos Año Nuevo (y sobretodo su cumpleaños), pero tenía una promesa que me ataba a no estar a la hora cero a su lado. No podía decirle la verdad y sentir que iba a odiar a mi madre, porque no era algo contra él, sino algo que había pedido en base al sufrimiento de su vida. Tampoco podía decirle a mi madre que la amaba con toda mi alma, pero que en Año Nuevo lloraba por dentro todos los años y casi la odiaba por alejarme del amor de mi vida. Y me callé todo, y recibí los enojos justificados de él, y recibí las miradas de que sabía que no estaba siendo feliz, de parte de ella (Motivo 16).

A veces pienso, la carga que contuve en silencio de tantas cosas por tantos años y siento una ambivalencia total en mi vida: Por un lado, siempre me creí un pobre idiota, que se calla todo y no grita lo que le pasa, porque los demás también tienen derechos a saber. Pero por el otro sentía una valentía terrible por parte de mi mismo, porque sabía que estaba perdiendo todo y aún así me hacía responsable de cosas que por ahí hablándolas, me liberarían de responsabilidad. Solamente, no quería que nadie odiara a nadie, y si alguien tenía que ser odiado o alguien tenía que decepcionar a otro era yo y nadie más. Sé que no hice lo que estaba bien, pero hice lo que consideré correcto (Motivo 17).

Este año, hace más de dos meses atrás, hablé con mi madre con respecto a las fiestas de fin de año, y le avisé que para Año Nuevo, yo no iba a estar. Le avisé con tiempo de casi medio año antes, para que se organice con mi hermano o con quien quiera, pero mis planes iban a ser diferentes, y yo había elegido con quien pasarlo. Estaría como siempre en Navidad, pero Año Nuevo nos saludaremos por llamada y nos veremos en los días siguientes. Ella aceptó y le pareció entendible, aunque en su tono se la notaba nostálgica (Motivo 18).

Lo malo de hacer planes para dar sorpresa, con tanta antelación, es que por lo general los planes y la vida cambia drásticamente.

Este fin de año no lo pasaré con mi madre. Pero este año tampoco lo pasaré con él. Este año no sabrá que elegí, organicé y me la jugué por él, como debería haberlo hecho años atrás, y sobretodo cumpleaños atrás.
Este año, no quiero ver a mi madre en Año Nuevo, porque hice una promesa que no era en casa de mi madre donde lo pasaría. Pero este Año Nuevo, lo empezaré solo en casa, porque no llegamos a un nuevo año juntos, porque no llegamos a un nuevo cumpleaños juntos.

Amaré a mi madre con el alma, por el resto de mi vida. Pero también sé que lo amaré a él. Este año lo pasaré sólo; deseándoles luz, amor y felicidad a ambos; aunque la pase con ninguno.

Comentarios