Siempre supe

Siempre supe que me engañaste. Siempre supe cuando, donde y con quien. Jamás lo dije, ni lo comenté. Jamás me dolió el hecho. Solo me dolió tu silencio.

Ese silencio que huele a mentira. Ese silencio que confirma que nunca sentiste culpa alguna por lo que hiciste. Ese silencio que grita, pero más grita de mi lado, porque del tuyo ni siquiera te molesta.

Desde que lo supe, jamás me molestó que me hayas engañado. Pero esperaba más de vos, y ahí fue mi error.

Esperaba que vinieras y me lo contaras. Que demostraras que era lo suficientemente importante para vos, como para decirme todo y confirmar que querías estar conmigo, sabiendo que tenías todo para perderme.

Quería tu verdad. Quería mi elección. Quería el derecho que me corresponde para decidir si seguíamos o terminábamos. Pero esa elección jamás llegó.

Nunca fui merecedor de la verdad. Jamás merecí, poder decidir por nosotros. Que aceptaras si me iba, y te alegraras si me quedaba.

Siempre supe que callarme me angustiaba más por saber la verdad y no decirla. Pero me cansé de ir pidiendo la verdad a gritos. Nunca me diste mi verdad, nunca me diste mi elección. Siempre supe que no elegiría mi destino.

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