Mate

Tomo mates todos los días en la oficina. Recargo una y otra vez y es mi compañero de trabajo. Pero dejé de tener la costumbre de tomar mate en casa.

Hoy preparo mate, y tomo en el balcón. En parte porque el día está hermoso para disfrutar la vista. En parte porque espero que vengas y compartir un rato.

Preparo un termo, dos, diez. Y solo me lleno de agua. Sé que no vas a venir, pero no pierdo las esperanzas. El mate me ayuda a matar el tiempo, pero no las ganas.

Siempre tuvimos abriles malos y mayos buenos. Por eso me quedo sentado, esperando un nuevo mayo bueno. Y aunque no vengas, no me quedo triste, porque sé que no pierdo las ilusiones de equivocarme de nuevo.

Esperarte no es un sentimiento feliz, así que no es un motivador de fuerzas, pero es un hecho que demuestra que no me canso de vos, de hacerlo, de intentarlo.

Hago todo lo humanamente posible para que sepas que aún existo, que aún te pienso, que aún te espero. Y mientras hago todo eso, sigo tomando mate.

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