El verdadero dolor viene del amor

El mundo se me cayó a pedazos, todo perdió sentido. Ya no sé que hacer, no sé que decir, no sé que sentir.

Me pasó de todo en la vida, sufrí mucho, pero hasta hoy creo que nunca había conocido el dolor.

Descubrir que mi padre era el gran problema de mi familia, fue duro. Que mientras nos saludaba y nos prometía cosas a futuro, nos mentía y nos llevaba al fin, fue un gran dolor. Un dolor que no podía describir con palabras.

Odiar y amar a mi padre, era una sensación desesperante. Saber que (sin que nadie me lo dijera) mi padre había muerto, fue demoledor. Un dolor que siempre está ahí.

La medida del dolor es el amor. No hay dudas. Más amas, más grande es el dolor.

El dolor. Uno haría lo imposible por no sentir dolor.

No es el odio, no es la maldad, no es la injusticia lo que hace sufrir. Lo que duele es el amor. El dolor, la maldad y la injusticia de los que amas, eso es lo que duele. Pero duele con un dolor que mata.

Pero hoy amo. Amo como nunca amé en mi vida. Y por eso debo arrancar ese amor de raíz. Para no sentir más dolor. Y juro que algún día lo lograré. No se cuando, ni como. Pero el día que lo consiga, juro no volver a amar nunca más.

No amar, no sentir, incluso odiar, es lo único que puede apagar este dolor.

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