El dueño del silencio

De chico aprendí que para comunicarse, no siempre son necesarias las palabras.

Las palabras se pueden manipular, pueden perder su valor, o tener demasiados.

En cambio el silencio, es más noble. El silencio es algo que se puede compartir. El silencio es estar en control. El silencio es poder.

Un día simplemente dejé de hablar. Y descubrí que ahí, empezaron a escucharme mejor. Dicen que somos esclavos de nuestras palabras y dueños de nuestro silencio, y yo nunca voy a ser esclavo de nada.

Sufrir en silencio es un grito desesperado. Un grito que ensordece. El vacío se vuelve innombrable, porque solo el nombrar eso que nos falta, nos parte el corazón al medio. Es como eso que no querés contar, para que no se arruine. Crees que el solo hecho de nombrarlo, puede arruinar todo.

¿Lo que existe en silencio, deja de existir si lo ponemos en palabras?

Palabras obvias no hay que decir, o justamente por obvias hay que decirlas.

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