Viejo, mi querido viejo...

A veces pasa sin darme cuenta, a veces lo tengo presente gran parte del día... Pero nunca lo olvido...

Nunca tuve una buena relación, fue un padre que por desvivirse por su familia, se desvivió por el trabajo, y el desvivirse en el trabajo, siempre estuvo ausente con su familia...

Tuvo miles de errores, millones de veces me decepcionó como padre, pero aún así fue mi viejo y siempre su recuerdo vive en mí.

Los últimos meses de su vida el se dio cuenta el tiempo perdido que había desaprovechado con su hijo. E hizo todo lo posible por cambiarlo, todo lo que prometía lo cumplía... luego de 17 años de tener un padre, empezaba a tener una verdadera figura paterna y comenzaba a sentir algo que nunca había sentido con él: CONFIANZA.

Haber conocido ese "nuevo" padre, hizo que mi dolor fuera mucho más grande cuando el día llegó: fue un día particular, muy largo (pero tristemente no sabía todavía que ese día duraría 72 horas más sin dormir, de puro dolor).

Hasta ahora podrían deducir que este pobre pibe, justo cuando se llevaba bien con su viejo, le pasó algo y falleció. Les aviso que están correctos sólo en la mitad: Al papá de este pibe (que les habla) no fue un "hecho de la vida" su muerte. Sino que fue decisión del mismo padre... Este padre de este chico (MI VIEJO) se suicidó...

El dolor más grande jamás sentido por un hijo, el saber que tu papá estaba cenando con vos y media hora se estaba suicidando...

Podría narrar aquellas 72 horas siguientes, como podría narrar estos 8 años que hoy se cumplen. Ocho años que exceden el tiempo sentimental, el cual los recuerdos hacen que uno viva tan presente aquel 28 de febrero de 2003, que se hace imposible asimilar la presencia de ocho años entre aquel experiencia de vida y este presente...

Con todo este tiempo vivido, a veces vivido con alegría y a veces forzando por sobrevivir, he aprendido a que cosas así no se superan, y no está mal no superarlo, el que diga lo contrario está equivocado. Es mas bien, algo con lo que se aprender a vivir, sin entenderlo, sin superarlo, sin dejar de recordar, pero saliendo adelante cuando la depresión o la angustia del recuerdo pesa como plomo en los pies y la cabeza.

Recetas para salir no existen, cada uno tiene su tiempo (que dicho tiempo, es un sentido atemporal que excede lo que marca el reloj o el calendario), aquel tiempo es digno para que cada uno lo viva como quiera y como pueda (más lo segundo que lo primero).

Voy a seguir extrañando a mi viejo, y voy a seguir recordándolo: Cuando me digan que me parezco a él (con la salvedad de la nariz que por suerte no heredé), cuando mis familiares paternos se confundan y me nombren como si fuera él (y que no es algo que me ponga incómodo, sino que me pone orgulloso) y cuando sus mismas reacciones que antes le criticaba, pero cuando uno lo espera termina teniendo esos defectos los cuales procuró no tenerlos nunca en su vida.

Lo único que puedo decir 8 años después es: No sé por qué lo habrá hecho, no sé que habrá pasado en su cabeza, tampoco sé si sería algo que se podría haber evitado; pero SÍ sé que NO volvería el tiempo atrás para evitarlo, que esté donde esté, le deseo la paz que acá no haya podido encontrar, pero que ÉL eligió terminar con su vida, y YO elegí continuar con la mía y luchar con mi familia.

Viejo te quiero (28/02/03 - 28/02/10)


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