Recién encontré una captura vieja de un mensaje sencillo, tierno y único. 29 de marzo de 2016: "Te extraño y te amo".
Un detalle tan espontaneo y hermoso que lo guardé pensado que sería uno de los tantos detalles que surgirían toda la vida.
Nadie hubiese supuesto, que ese detalle, hoy sería solamente un recuerdo.
No soy de los que hace balances a fin de año. Más bien suelo hacer balances antes de mi cumpleaños. Debe ser porque soy mas de evaluar un año vivido, que un año que pueda indicarme el calendario.
Sin embargo este fin de año, me encuentra en pleno balance. Y realmente, ha sido un balance muy malo.
Sigo pensándote, sigo amándote. Y es parte de ese malestar, que necesito terminar el año.
Estoy a solo tres finales de haber aprobado todo el cuatrimestre, y no me alegra. Tampoco me concentro en estudiar. Directamente no leo.
Te pienso y me pienso. Cuando creo que dejo de pensarte, me duermo y te sueño. Tengo sueños de todos los estilos. Cuesta muchísimo despertar, porque esos sueños son muy reales, pero la realidad siempre es otra.
Te pienso cada vez que me veo en el espejo, y veo lo largo que tengo el pelo. Me río con nostalgia y quiero cortarlo, pero no lo hago pensando en que vas a venir a hacerlo diciéndome "ese pelo es un horror, necesitas que te ayude".
Pienso y entiendo que el "para siempre" nunca es siempre. Duele aceptarlo, duele no poder hacerlo.
Si apruebo los tres finales que me quedan, deberé cumplir cuatro promesas. Solo una promesa quiero cumplir, otra es resignación y las otras dos me gustaría jamás tener que cumplirlas.
Quisiera estar estudiando mientras me cebas mates, que estudio mientras te cebo mates yo. Poner cada tanto "recreos" que nos permitan tomar algo de sol y charlar. Sonreír y compartir buenos momentos. Alegrarnos por las materias aprobadas del otro. Acompañarnos y escucharnos ante un mal día de trabajo. Escucharnos. Realmente escucharnos. Entendernos. Compartir buenos momentos. Compartir.
Este fin de año, será la segunda vez en mi vida en que cuando sea la hora cero, sentiré un escalofríos en la espalda de "ya está, llegó el nuevo año. Se terminó". Sin embargo cada día parece un mes, cada mes parecen años, y este año sea hace eterno.
Un detalle tan espontaneo y hermoso que lo guardé pensado que sería uno de los tantos detalles que surgirían toda la vida.
Nadie hubiese supuesto, que ese detalle, hoy sería solamente un recuerdo.
No soy de los que hace balances a fin de año. Más bien suelo hacer balances antes de mi cumpleaños. Debe ser porque soy mas de evaluar un año vivido, que un año que pueda indicarme el calendario.
Sin embargo este fin de año, me encuentra en pleno balance. Y realmente, ha sido un balance muy malo.
Sigo pensándote, sigo amándote. Y es parte de ese malestar, que necesito terminar el año.
Estoy a solo tres finales de haber aprobado todo el cuatrimestre, y no me alegra. Tampoco me concentro en estudiar. Directamente no leo.
Te pienso y me pienso. Cuando creo que dejo de pensarte, me duermo y te sueño. Tengo sueños de todos los estilos. Cuesta muchísimo despertar, porque esos sueños son muy reales, pero la realidad siempre es otra.
Te pienso cada vez que me veo en el espejo, y veo lo largo que tengo el pelo. Me río con nostalgia y quiero cortarlo, pero no lo hago pensando en que vas a venir a hacerlo diciéndome "ese pelo es un horror, necesitas que te ayude".
Pienso y entiendo que el "para siempre" nunca es siempre. Duele aceptarlo, duele no poder hacerlo.
Si apruebo los tres finales que me quedan, deberé cumplir cuatro promesas. Solo una promesa quiero cumplir, otra es resignación y las otras dos me gustaría jamás tener que cumplirlas.
Quisiera estar estudiando mientras me cebas mates, que estudio mientras te cebo mates yo. Poner cada tanto "recreos" que nos permitan tomar algo de sol y charlar. Sonreír y compartir buenos momentos. Alegrarnos por las materias aprobadas del otro. Acompañarnos y escucharnos ante un mal día de trabajo. Escucharnos. Realmente escucharnos. Entendernos. Compartir buenos momentos. Compartir.
Este fin de año, será la segunda vez en mi vida en que cuando sea la hora cero, sentiré un escalofríos en la espalda de "ya está, llegó el nuevo año. Se terminó". Sin embargo cada día parece un mes, cada mes parecen años, y este año sea hace eterno.
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